ÁNGEL MARTÍNEZ

GILBERT KIDNEY

 

Proyecto que se ha ido haciendo grande a medida que pasaban los días, las semanas, los meses, las experiencias, las estaciones, el frío y el calor, el insomnio, los saltos de alegría, los errores, las lágrimas, la mala leche, las sensaciones vertiginosas que levantaban el vello o que lo ocultaban, el capricho, las conversaciones. Lo que tengo claro es que surgió como un campo donde sentirme libre fuera del proyecto de Anticiclónica, un lugar donde podía dar rienda suelta a lo que me llegaba y quería expresar en el momento, en unidades separadas y sin relación, en principio, entre los poemas. La única línea argumental era Gilbert Kidney, algo cascarrabias, tiquismiquis, pasional, sensible, introvertido, descubriendo la ansiedad, reconociéndose frágil, un tipo para sacar lo negativo y reafirmar lo positivo y también, cotidiano, ligero, denso, un chute de café o de tila, más de café o como si siempre le dieran  con un martillo sobre los nudillos. Gilbert Kidney, impaciente, ha adquirido la consistencia de un ser humano hecho poesía o viceversa, no la estación anterior a Anticiclónica.